ª u t € c R e
parte 1
No entiendo en toda su profundidad el concepto de deconstrucción, ni he llegado a leer con detenimiento a Derrida, pese a sentir una ambigua fascinación por el singular aura de personaje pop casi caricaturesco en que se ha convertido su espectro. Cada vez que intento tomarle en serio choco con la insoportable retórica con la que escribía o con el cansino narcisismo de sus apariciones públicas. Pese a todo, es un icono pop con puntazos muy coñeros (el ochenterismo extremo de sus atuendos, el pelo SSS, su glamour para con el artisteo moderno, las fotos en que exhibe su mirada mágnum, su fandom de feminazis…) y probablemente termine por encontrarle algún día: me identifico con su forma de pestañear y mirar al suelo, varios de sus conceptos claves me interpelan (sobre todo, presencia y escritura) y pese a que su nombre es moneda de cambio entre lo más frívolo y hortera de la Academia Gafapasta, hay algo en él que me inspira confianza.
Hubo una deconstrucción en arquitectura, uno de cuyos más representativos (y onerosos) proyectos está por cierto en Santiago de Compostela. Fue una efímera corriente semi-intelectualoide todavía en boga cuando yo estudiaba, pero que terminó tristemente por resultar un bluff tanto en su voluntad de instituirse en moda identitaria de una época, como de su ansiada estocada final a un Movimiento Moderno que ha sobrevivido a contendientes más letales. Lo que empezó como gestualidad insolente y radical propia de kamikazes que leen manifiestos, apenas dio para un par de starchitects de los que se apuntan a todas las salsas y un saludable toque de despendole estético en un contexto tan asfixiante como el del puritano moralismo formal de los arquitectos: quizás el “deconstructivismo” hubiese desarrollado mayor pegada de haberse dado en cualquier década que no fuesen los ochenta, que (y esto está más que contrastado) afean todo lo que tocan. No sé si Miralles (otra de mis asignaturas pendientes) leía a Derrida, pero de darse el caso apreciaría a ambos con ojos incluso más curiosos.